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Los Adolescentes y la migración

Adolescentes y la migración
Bienestar y Migración

Los Adolescentes y la migración

El hecho de ser adolescentes, significa estar en una etapa difícil donde te no eres ni adulto ni niño… Eres el relleno del sándwich, buena analogía… Y si a eso le añadimos que dejen su círculo de amistades para ir a un sitio completamente desconocido, puede que las cosas se hagan más cuesta arriba. Los adolescentes y la migración; un tema que no puede pasar desapercibido.

Migrar no es fácil, sin importar la edad… Sin embargo, la madurez nos hace reaccionar de distinta manera ante este cambio.

El migrar con adolescentes no es fácil, pueden generar en ellos:

  • Sentimientos de apatía.
  • Falta de interés por ayudar en los quehaceres diarios a su familia.
  • Aumento en el uso de equipos tecnológicos y es que representa su única manera de comunicarse con sus amigos.
  • Resentimiento con sus padres y familia; ya que los alejaron de lo que para ellos era su “mundo”.
  • Sentimientos encontrados de ¿Cómo ser? ¿Cómo actuar? ¿Debo seguir con mi cultura? ¿Me aceptarán?
  • Muchas veces rebeldía, y poca o nula comunicación con sus padres.
  • Idealización del nuevo país, pérdida de valores por comprensión errónea de lo que significa la nueva cultura.
  • Aislamiento y pérdida de interés por socializar.
  • Reprimir sus emociones.
  • Depresión y/o ansiedad.
  • Pérdida de comunicación con sus familiares.
  • Abuso de sustancias alcohólicas y/o psicotrópicas.

La búsqueda de una identidad en un adolecente migrante es un tema importante para comprender la problemática de conducta y sus reacciones ante determinadas situaciones. Y es que muchos, desde que llegan al nuevo país no reaccionan de la misma manera que cuando estaban en su país natal.

Como padres y familiares que migramos debemos estar atentos a sus reacciones, a la manera que actúan y a cómo se van desenvolviendo en este su nuevo hogar. Si tienes dudas sobre sus actitudes o notas que no está reaccionando de la misma manera que lo hacía antes, habla con tu hijo, bríndale la confianza que necesita para que te cuente lo que siente. Y si aun así crees que no es suficiente, busca ayuda; tu hijo en un futuro te lo agradecerá.

Escrito por: Rosmery Hernández

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