El COVID-19 no solo ha traído problemas físicos, también ha acelerado o provocado la aparición de problemas psicológicos que hacen que nuestra salud mental se encuentre vulnerable. Está pandemia ha generado más ansiedad, miedos, estrés, malestar, tristeza y soledad. Todo esto unido al duelo por la pérdida de seres queridos y/o el desempleo pueden llegar a generar trastornos de ansiedad o depresión.

Pero ¿Qué es la fobia social?

La fobia social, es un trastorno de ansiedad que hace que tengamos miedo a exponernos a situaciones sociales en las que podamos ser juzgados por otras personas. En consecuencia, pueden aparecer problemas para iniciar o mantener conversaciones, para ser observado mientras se come o bebe, dar charlas delante de otras personas, incluso para entablar conversaciones que antes era común. Realmente es el pavor de exponernos ante otras personas. Y es lógico pensar que todo esto, causa malestar en las personas, haciendo que su vida diaria se vea afectada.

Debemos tener en cuenta, la forma en que nos comunicábamos ha cambiado por completo. Debido a: el confinamiento, las medidas de distanciamiento social, el uso de mascarillas, y muchos más.

Sin duda, el distanciamiento social y el imperativo de minimizar las relaciones interpersonales, a fin de evitar contagios indeseados, trajo consigo un aumento en los trastornos de ansiedad y depresión. Ya sean estos manifestados de forma explícita o de manera subconsciente.  Y es que si anteriormente no lo habías padecido, buscar ayuda tal vez no resulte tan sencillo.

Por naturaleza, somos seres sociales y, por ello, necesitamos salir y relacionarnos con los demás. El haber estado mucho tiempo encerrados, para mucho ha generado:

• No querer salir de casa. En algunos casos ha derivado en agorafobia, miedo a los espacios abiertos o temor a sentirse atrapado.
• Miedo a relacionarnos con otras personas de manera presencial.
• Ansiedad social.

Las fobias nos afectan psicológicamente, porque producen sensaciones de miedo inminente donde sudamos, se acelera el corazón, nos mareamos, sentimos escalofríos o aturdimiento. También se siente angustia y en ocasiones produce ataques de pánico. Además, existe la intención de controlar ese detonante del miedo, evitándolo, lo que sería comparable a no querer salir de casa, o lavar la casa excesivamente por miedo a contagiar a un familiar. Es decir, intentamos reducir la amenaza porque nos produce mucho malestar.

Algunos tipos de fobia que han aumentado en estos tiempos son:

• Hafefobia: Consiste en el miedo a ser tocados o a tocar a otras personas. A fin de evitar estas situaciones que les generan tanta ansiedad, las personas optan por recluirse en sus casas o poner distancia física estricta. Lo cual produce un efecto sumamente negativo en sus relaciones interpersonales.
• El síndrome de la cabaña: Se trata de un conjunto de síntomas y reacciones muy ligados a la ansiedad que se puede experimentar cuando debe salir de su casa. En este sentido, el síndrome de la cabaña tiene muchos puntos en común con la agorafobia. Aunque no se trata de un miedo irracional a los espacios abiertos; sino que aparece ante la idea de exponerse a ser contagiados por el coronavirus si se abandona esa burbuja de protección que supone la vivienda propia.
• Agorafobia: Muchas personas sienten auténtico pánico a los espacios exteriores o las multitudes; pues los perciben como una amenaza para su salud, como una cuna de posibilidades de contagios.
• Iatrofobia: Consiste en el miedo a ser atendido por cualquier profesional médico, por considerar que éste está sobreexpuesto al contacto directo con el virus.

Escrito por: Rosmery Hernández